sábado, 16 de marzo de 2013

Wolfendorn

Ayer fuimos a hacer una travesía a una montaña llamada Wolferdorn, también conocida como Spina del Lupo. Un nombre muy atractivo.

Las condiciones no fueron buenas, mucho frío (-15), viento del norte (helado, ráfagas de más de 50km/h) y mucha nieve venteada arriba de los 1900. Así que nos pegamos la vuelta. Del frío que hacía se me heló la ojera y la mejilla que tenía expuesta al viento, tanto que no podía hablar, era como tener una papa en la boca. La bajada no me fue nada fácil, para pegar la vuelta tuvimos que salir por una pendiente fuerte (quizás 40 grados) helada (para evitar las acumulaciones de nieve venteada) y luego esquiar en el bosque en una mezcla de nieve polvo y costra.

Después de bajar, fuimos a comprar unos quesos al pueblo de Brennero, y seguimos viaje a otra travesía, con mejores condiciones. Si bien el riesgo era mucho menor, por la poca inclinación y lo frecuentada, la nieve me resultó muy difícil de esquiar. Hielo, polvo, sastriguis, costra y un viento no tan fuerte, pero si helado.

Ambas travesías fueron una prueba para mi, donde pude ver todo lo que me falta por aprender. Me sentí un poco desilusionado por mi nivel, también frágil y expuesto a una naturaleza que me pareció salvaje, aunque se que apenas lo fue.

No pude sacar ni una foto, para mi era mucho el frío que hacía. Pero si encontré en el dibujo una forma de contar lo que me dejó esta travesía.

zonas

saludos!

lunes, 4 de febrero de 2013

Vivir por estaciones

Hace poco más de un año me pregunté, qué haría si me ganara la lotería? Bueno, escalaría las montañas del mundo y acercaría tecnología a lugares donde no llega fácilmente. Después de pensarlo un poco mejor y conocer gente extraordinaria, me di cuenta que no necesitaba ganarme la lotería para hacerlo.

Eso me llevó a pasar una parte del año en los Alpes Austríacos, lugar donde descubrí mucho sobre el esquí de travesía y donde también me di cuenta que me queda mucho por aprender. Sin buscarlo, tomé una distancia que me permitió escuchar un poco mejor lo que dice el corazón, aprendí a confiarle y hacer que ese deseo sea una guía.

De ahí, surgieron unas ganas casi incontenibles de hacer lo segundo, y sin tener muy en claro como iba a ser, terminé sumándome a este proyecto conocido como Nahual en Bariloche, donde también conocí una gente increíble.

Durante ese tiempo, pasaba 2 o 3 semanas en Bariloche y 1 o 2 en Buenos Aires, donde aprovechaba para encontrarme con mi familia, amigos, crear distintos espacios con colegas de la comunidad, etc.

En cada uno de estos lugares tenía prioridades distintas. En Austria era ir a las montañas. En Bariloche el proyecto con los chicos del colegio, después ir a la montaña y trabajar, en Buenos Aires trabajar y hacer otras cosas. Como las estaciones, donde en cada una predomina una actividad.

Nunca había tenido una vida organizada de esa manera. Siempre era hacer un poco de todo todo el tiempo y el trabajo se llevaba no solo la mayor parte del tiempo sino el de mayor calidad. Pero esto de tener un tiempo donde la prioridad es hacer una cosa y hacer que todo lo demás se acomode, me dio la posibilidad de estar disponible para lo que surja en ese momento y poder aprovecharlo. Además, y esto fue otra sorpresa, me permitió disfrutar mucho más de cada una de las actividades que hacía. En cada cosa estaba al 100%. Todos los meses tenía una despedida y un reencuentro. Todo se sentía más intenso. Lo que hizo que sea un año con muchas emociones, tampoco fue fácil ponerle el cuerpo a eso.

Creo que algo que me permitió probar otro tipo de vida fue tener un estilo más nómade. Tener menos cosas (creo que todo lo que tengo entra  en 3 mochilas y un bolso), disfrutar el presente, sin pensar tanto en el futuro o que seguirá después. Ser más liviano, pedir ayuda más veces. Pero sobre todo, aprender a escuchar el corazón. Y sin buscarlo, encontrar a alguien especial que hace que mi corazón sea más grande, enamorarme de ella.

Qué es esto? Una retrospectiva? Una invitación a pensar distinto? Es lo que elijas...