Mostrando entradas con la etiqueta alpes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alpes. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de marzo de 2013

Wolfendorn

Ayer fuimos a hacer una travesía a una montaña llamada Wolferdorn, también conocida como Spina del Lupo. Un nombre muy atractivo.

Las condiciones no fueron buenas, mucho frío (-15), viento del norte (helado, ráfagas de más de 50km/h) y mucha nieve venteada arriba de los 1900. Así que nos pegamos la vuelta. Del frío que hacía se me heló la ojera y la mejilla que tenía expuesta al viento, tanto que no podía hablar, era como tener una papa en la boca. La bajada no me fue nada fácil, para pegar la vuelta tuvimos que salir por una pendiente fuerte (quizás 40 grados) helada (para evitar las acumulaciones de nieve venteada) y luego esquiar en el bosque en una mezcla de nieve polvo y costra.

Después de bajar, fuimos a comprar unos quesos al pueblo de Brennero, y seguimos viaje a otra travesía, con mejores condiciones. Si bien el riesgo era mucho menor, por la poca inclinación y lo frecuentada, la nieve me resultó muy difícil de esquiar. Hielo, polvo, sastriguis, costra y un viento no tan fuerte, pero si helado.

Ambas travesías fueron una prueba para mi, donde pude ver todo lo que me falta por aprender. Me sentí un poco desilusionado por mi nivel, también frágil y expuesto a una naturaleza que me pareció salvaje, aunque se que apenas lo fue.

No pude sacar ni una foto, para mi era mucho el frío que hacía. Pero si encontré en el dibujo una forma de contar lo que me dejó esta travesía.

zonas

saludos!

domingo, 27 de mayo de 2012

Danke schön, muchas gracias

Mis últimos días en Innsbruck fueron especiales. Tenía esa sensación encontrada de querer volver a Bs. As. pero también de querer quedarme. A cual de los dos lugares llamo casa? Un poco a los dos, ambos tienen cosas que me hacen bien.

Para la última noche, Carlos y Agui organizaron una fiesta / parrilla de despedida donde invitaron algunos amigos. Esta gente me hizo sentir siempre como en mi casa. Fue un encuentro muy lindo.

Cuando llegó el momento de despedirme de ellos, me di cuenta que me costó. "Se te va a extrañar", me dijeron. Lo mismo digo, queridos amigos, no es fácil dejar a las buenas personas para seguir viaje.

En este lugar conocí gente que quisiera volver a ver y que me gustaría conocer un poco más también.

Tengo varias razones para volver el invierno próximo.

Después de 3 meses en los Alpes, donde me pasaron no se si muchas cosas, pero si muy intensas, me imagino va a ser difícil volver a ser la misma persona.

Cambiar todo lo que conozco por el esquí de travesía, donde hay tanto por descubrir, me llevó sin querer a verme de otra manera. Descubrí que en el fondo, cuando se apaga el ruido del día a día, tengo una gran capacidad para soñar. Y a pesar de mis miedos y dudas, puedo dar un paso al vacío, a una gran aventura.

Espero poder re-invertarme y continuar siendo un aventurero con ideas locas. Y que esa sea, de alguna manera, mi contribución a la sociedad en un mundo donde hacen falta más soñadores. No tengo ni idea cómo hacerlo. Descubrir el camino va a ser parte de la aventura.

Auf wiedersehen,

El camino de la maestría

Dominar una técnica, ser expertos en algo, sin duda lleva tiempo, dedicación y no hay una única forma de conseguirlo. Cada maestro recorre su camino de manera distinta.

A veces, para moverse en entornos complejos, la mejor forma es hacerlo rápido y ligero. Pero cómo invertir esa ecuación intuitiva que nos dice que más restricciones, más complejidad implican más tiempo, más recursos, más todo? Cómo la transformamos en menos es más? Cómo podemos simplificar el problema?

Encontré este dibujo en un refugio de montaña. Es un muy buen ejemplo de lo anterior. Cuál de los dos va más rápido? Cuál se expone menos tiempo al riesgo, se mueve con mayor libertad y la vez disfruta más de lo que hace?

No se trata de simplemente dejar de lado nuestra forma de hacer las cosas y lanzarse a la aventura asumiendo un riesgo muy alto. Sino de dominar la técnica, volverse poco a poco un maestro en ese campo. Esto no desplaza a lo anterior. Las herramientas que ya tenemos son la base para construir el aprendizaje. Y cuantas más herramientas tengamos a nuestro alcance, mejor.

Moverse por escenarios agrestes, en cualquiera de sus formas, implica aprender a gestionar el riesgo. Veamos el camino que propone el Club Alpino Suizo para el alpinismo invernal.

Al principio, como principiantes, vamos a basar la mayor parte de las decisiones en reglas. Con el tiempo vamos a ir aprendiendo, aumentando nuestro conocimiento y nuestro margen de acción. Pero eso no nos hace expertos todavía.

Hace falta tomar un poco de distancia para poder reflexionar sobre nuestra actividad. Para realizar un proyecto complejo, como puede ser recorrer un glaciar con esquíes, necesitamos de opciones para elegir el itinerario más seguro. Y las opciones surgen de nuestra habilidad para descubrir las posibilidades que ofrece el entorno y nuestra propia capacidad. En esos casos, la distancia y la reflexión cobran un papel importantísimo.

Me gustaría repasar un poco este aspecto, el de la distancia. Es lo que nos permite alejarnos p/ver otras opciones y a la vez da lugar a la reflexión.

Cuando hicimos nuestro intento al Strahlhorn, no lo hicimos siguiendo el camino más directo. Antes de subir por la ladera más empinada y agrietada del glaciar, subimos un poco por la ladera de enfrente para verla mejor y elegir con más información el itinerario. Y cuando bajamos al otro día, en medio de una tormenta donde por momentos no te veías los esquíes, paramos en cada lugar que encontramos refugio para evaluar nuevamente el entorno, nuestra capacidad y elegir el itinerario, la técnica y el ritmo con el que bajar.

La distancia puede generar ese espacio que necesitamos para encontrar una posible solución a un problema complejo. Y es la que permite, además, recorrer ese camino que nos lleva a la maestría.

Esta forma de resolver los desafíos que propone la montaña, la aprendí andando con gente con mucha experiencia. Estando sin ellos muy probablemente no hubiese hecho ninguna de las cosas que hicieron para tomar distancia, seguramente la urgencia me hubiese nublado esa posibilidad.

Otra cosa que aprendí es que hacer lo que nos importa con maestros acelera el proceso de aprendizaje. Andando con ellos se aprenden cosas que jamás aprendería por mi cuenta.

jueves, 24 de mayo de 2012

Con un buen amigo en el Zuckerhütl

Hace menos de una semana, esta montaña, el Zuckerhütl (al fondo a la izq.), la más alta de los alpes de Stubai, me parecía algo fuera de mi alcance. Saqué esta foto pensando en que sería de inspiración para volver el año que viene. Sin embargo, gracias a mi amigo Carlos...

Después de tomar clases, practicar, practicar y practicar, empecé a sentir que esquiaba un poco mejor. A sentir más confianza y a creer que sería posible intentarlo. Y cuando pasó eso, ese mismo día mientras estaba practicando, me llamó Carlos y me dijo "che, subimos hoy al refugio y vamos mañana al Zuckerhütl?".

Y así empezamos a subir, con las tablas en la mochila, por caminos que hace muchos años construyeron los pastores de Tirol.

Alla al fondo, arriba de la cascada, está el refugio de invierno donde pasaríamos la noche.

Pero no éramos los únicos subiendo...

El refugio por dentro. A prender fuego en la estufa, calentar la comida y dormir, que mañana será un gran día.

Arrancamos temprano, tipo 6, con un muy buen amanecer. Fuimos lo más rápido que pudimos, ya que el tiempo iba a cambiar durante el día. Carlos fue abriendo huella todo el camino, aún así me costó seguirle el ritmo, una máquina.

Remontando el glaciar.

Cambiando las tablas por los grampones. Los esquíes sobre las fijaciones, para que no deslicen pendiente abajo y con la fijación trabada para poder usarlos en caso que se congelen. Trucos que se aprenden andando con gente con experiencia.

La última parte es un corredor de unos 60m de 50 a 60 grados. De fondo los Alpes, un lugar increíble.

Una de las escaladas más lindas. Lo que se disfruta haciendo esto no tiene palabras.

La vista, el entorno, simplemente increíbles...

"Viviste 3 meses en Stubai, no podés irte sin subir la montaña más alta", me decía Carlos. Gracias por la invitación amigo!

A bajar esquiando por el glaciar. Otro truco: trabar las fijaciones, lo último que queremos es perder los esquíes en este lugar, son nuestra forma de minimizar el riesgo de caer en una grieta, junto con salir temprano y andar rápido.

Para mi, estas ascensiones son muy intensas. Se sienten un montón de cosas en pocas horas. Desde la alegría de ver un amanecer, la emoción de escalar una cumbre y descubrir un paisaje inmenso, la duda antes de empezar a deslizarce, el cansancio demoledor con el que termina la travesía. De eso se trata la montaña, y de andar con buenos amigos.

pd: casi todas las fotos las sacó Carlos, yo estaba muy concentrado en respirar y en lo que hacía.

Cuando un maestro se vuelve un compañero

Las últimas semanas las pasé esquiando con Christoph, un instructor de la escuela de Stubai. Con él aprendí muchas cosas respecto a andar con esquíes por la montaña. No solo sobre la técnica, sino también sobre como interpretar las condiciones, observar el terreno, manejar el ritmo del grupo. En la montaña, fuera de pista, cada metro puede ser una sorpresa. Aca dominar la técnica es tan importante como elegir por donde bajar y tomar buenas desiciones.

Me gustaría compartir algunas de las cosas que aprendí andando con él. Mientras andábamos, Christoph me iba contando las observaciones que hacía, fruto de sus más de 30 años de experiencia.

Esta avalancha es una bastante grande, si te agarra seguro te sepulta. No hace falta ir muy lejos del centro de esquí para encontrar una así. Es una ladera de orientación oeste, que se desprendió por la tarde, cuando el sol empezó a calentar las rocas de arriba. Empezó como una avalancha chica, pero después creció bastante. Hay que evitar las laderas oeste por la tarde, pueden ser muy peligrosas, sobre todo en primavera.

Otra cosa importante es el ritmo, donde paramos, donde cruzamos rápido? Es importante tener cuidado con las pendientes de roca. Por lo general en esos lugares se estima a priori que la pendiente es mayor a 40 grados. Si no tienen nieve por arriba, son seguras para hacer una parada. Pero si tienen, como el caso de la foto, entonces hay que pasar lo más rápido posible. Y aca es donde es importante tener una buena técnica, ya que nos da velocidad y seguridad.

Esta pendiente fue un muy buen ejercicio sobre como elegir el itinerario. Primero cruzamos el cono (que sube hasta el col) sin hacer giros, ya que ahí puede haber acumulados 4 o 5 metros de nieve. Luego bajamos entre las rocas más chicas evitando los barrancos, ya que en esta nieve primavera y húmeda, si te caés deslizás y no te podés frenar. Por lo que es muy importante mirar que hay por debajo, además de por arriba.

Un día nos tocaron condiciones invernales. Aca se pueden ver pequeñas avalanchas en las salientes rocosas. No eran las únicas, estaba lleno. Eso nos dice que no hay una buena cohesión entre la nieve vieja y la nueva. Inclusive se ve la huella de un grupo que subió bien temprano, seguramente de noche.

Aca se ve que nevó con viento.

Y que había más de 20 cm de nieve recién caida. La temperatura durante la nevada (nevó casi todo el día anterior) fue en torno a los -10. Por lo que tenemos condiciones que están próximas a desfavorables (20 cm, viento, bajas temperaturas, mala superficie de deslizamiento) y estimamos que el riesgo es notable a fuerte.

Sumado a que es el primer día de buen tiempo después de una tormenta, mejor dejar las travesías para otro día. Así es la montaña en invierno, linda, pero peligrosa.

Hasta aca les conté del maestro. Con Christoph empezamos tomando clases de 2 horas, pero siempre se nos alargaban a 3, inclusive 4. Por la mañana me pasaba a buscar con el auto, íbamos charlando de los lugares del mundo, la vida en Tirol, en Buenos Aires. Un día, cuando terminamos la clase, me invitó a bajar por un recorrido muy variado. Cruzamos arroyos, bosques, hasta anduvimos sobre pasto con los esquíes.

Me regaló unas partituras de algunas canciones de música clásica que son fáciles para tocar con guitarra. Son temas muy lindos, que me recuerdan al amanecer, a cuando empezás a subir bien temprano calentándo los músculos o a cuando estás andando por un terreno complicado. Distintos momentos de una travesía por la montaña.

Y me decía: "Fernando, ski with you is not a work for me". Desde el aprendizaje, cuando un maestro se vuelve un compañero, es cuando pasa la magia. Gracias a Christoph aprendí cosas muy valiosas en esto de andar sobre las tablas.

viernes, 11 de mayo de 2012

Cambiando de planes

Unos meses antes de viajar conseguí un libro llamado "Follow the sun". Es la historia de un grupo de amigos que cruzaron los Alpes con esquíes. Cuando lo lei dije GUUUAUUUU... yo quiero hacer eso. Así que con esta idea en mente preparé el viaje.

Lo principal era ir a esquiar y conocer compañeros para la travesía. Pero con el tiempo me di cuenta que era una locura. Aunque me llevó casi 2 meses darme cuenta de eso.

Del recorrido original, algo así como 400 km, hice unos 10km en los Alpes Suizos. Sin embargo me siento contento de haber probado al menos una parte de ese tremendo viaje.

La imagen es de una de lás páginas del libro. La travesía que hicimos con el club alpino va de Saas Fee al refugio Britannia Hutte y luego al paso Adlerpass para subir al cerro Strahlhorn.

Con cada travesía fui aprendiendo algo y dándome cuenta que el objetivo no encajaba con mi capacidad. Así que poco a poco fue cambiando. De cruzar los Alpes pasé a la Haute Route (una clásica ruta que va de Chamonix, Francia a Zermat, Suiza).  Luego, al Mont Blanc con esquíes. Y finalmente a aprender a ser un mejor esquiador y montañero.

Estó último me llevó a un lugar increíble. Primero a tomar clases de esquí con Christoph un aventurero de 50 años con muchos años de experiencia. Lo que se aprende andando con alguien así es invaluable.

Christoph además tiene otro trabajo interesante. En verano guía expediciones a Kirguistán, montando a caballo durante días y conviviendo con tribus nómades (casi toda la población es nómade). Un lugar que me gustaría visitar.

Andando con él pude experimentar distintos tipos de terrenos, de nieve, de técnicas. Es todo un nuevo mundo. Y la técnica es solo el comienzo. Para andar por laderas vírgenes es necesario además conectarse con el entorno. Cada pendiente ofrece cosas distintas, es todo un arte poder distinguir la ruta más segura. Responder que hay por arriba, por abajo, que pasaría si me caigo, elegir por donde cruzar una pendiente implica hacer una lectura del terreno que se gana con los años. También es importante conocer la capacidad propia para evaluar claramente si mi nivel es acorde al terreno.

Todo esto solo se puede hacer cuando se domina la técnica, cuando los movimientos salen naturalmente. Eso da lugar a la cabeza a prestar atención a otras cosas.

La motivación cambió de ser una gran travesía, algo que es tangible, a lo que se puede sacar una foto, a algo más interno, que implica explorar y descubrir mis capacidades, mis limitaciones y trabajar en eso. Dejó de ser cruzar montañas para aprender a ser mejor en algo que para mi vale la pena. Un viaje interior tan inmenso como los 400 km originales.

Un sueño grande por ahi no te lleva a destino, pero si muy lejos. En cualquiera de los casos, vale la pena intentarlo.

lunes, 30 de abril de 2012

Casi Strahlhorn, un 4000 en Suiza

Viernes 5 am. Hoy empieza una nueva aventura, una salida de 3 días por los alpes Suizos con el club alpino de Austria. Mientras espero a Werner al costado del camino empiezan a aparecer las primeras luces. El día empieza a mostrarse y la aventura irá haciendo lo mismo.

Después de unas 9 horas de viaje en micro llegamos a Saas Fee, un pueblo / centro de esquí rodeado de montañas y glaciares. En el viaje fui conociendo algunas de las personas con las que andaríamos estos días. La gente es muy amable, a pesar del idioma algunos se acercan para conversar un poco en inglés, alemán y español.

Después de subir con la góndola llegamos al refugio

y a este lugar increíble. Al fondo se ve el Strahlhorn, un cerro que intentaremos mañana.

5 am se sirve el desayuno. Afuera se escucha el viento aullar. 6 am estamos todos listos para salir.

Hasta acá las condiciones y el terreno fueron bastante buenos con nosotros.

Incluso pudimos ver un muy buen amanecer sobre el glaciar.

Pero más arriba, el terreno se empezó a poner empinado, las nubes a cerrarse, soplaba más fuerte el viento y las grietas hacían más caótico al glaciar. Con esta combinación es muy importante tener una muy buena técnica de subida con los esquíes, algo que todavía no tengo. Esto, puede ser un gran problema.

Haciendo una conversión (doblando) apoyé sin querer el bastón en la fijación y se me salió un esquí. Sin darme cuenta empecé a caer cabeza abajo por el glaciar en la parte más empinada. Por suerte pude darme vuelta y frenar.

Al otro lado del valle está Zermat, un lugar lleno de historia alpina.

Y el Cervino, una de las montañas míticas del alpinismo.

A 50 metros de la cumbre nos pegamos la vuelta. La nieve estaba helada, incluso con cuchillas era difícil subir. Y el viento era muy fuerte, tanto que podía tirarte al piso.

Algo curioso, creo que las veces que más aprendí son cuando hay que pegar la vuelta estando tan cerca. Es muy tentador seguir faltando tan poco, pero no hay que dejar que las emociones nublen al criterio. Lo más lindo de esta actividad está en el camino recorrido y en lo que se aprende andando.

No me resultó fácil bajar. En el glaciar hay que tener la capacidad de poder hacer giros cortos, a veces más largos, para evitar las grietas. Hacer esto con viento, poca visibilidad y cuando está helado requiere un excelente dominio de los esquíes. Creo que esta montaña es algo que todavía está en otro nivel para mi. Un nivel que se aprende con los años de andar. No por nada la gente que viene a estos lugares tiene entre 20 y 40 años de experiencia con esquíes. Está bueno ir aprendiendo de a pasos chicos, pero creo que este fue un paso muy grande.

Al otro día en el vestuario antes de salir a la cancha. Afuera nos esperaba una tormenta importante, viento, nieve, muy poca visibilidad y riesgo de notable a fuerte. Fue un gran desafió para todos.

Gracias al excelente trabajo de los guías, quienes supieron elegir muy bien el itinerario, la técnica y el ritmo del grupo, bajamos todos sin inconvenientes. Esta gente es realmente excepcional, tiene una capacidad que me parece asombrosa. Es invaluable lo que se puede aprender andando con ellos.

Al final, mis compañeros, con quienes nos fuimos cuidando mutuamente durante el descenso, me felicitaron por como anduve. Incluso para ellos con muchos años de experiencia fue todo un desafío bajar, por momentos no te veías ni los pies, la nieve cambiaba de polvo a hielo sin poder anticiparlo. Fue una experiencia muy intensa.

Uno de los guías me dijo "Ferdinand you will be a very good one and you do an excelent work, but you have to be a perfect skier before coming to this mountains. Think about that..."

Y tenía toda la razón. Fue la mejor lección de todas.

miércoles, 11 de abril de 2012

Schwarze Wand - Into the Wild

Si tuviera que elegir un tema para acompañar este relato, sería uno de la película Into the Wild: Guarantee. Un poco así es como me sentí en esta travesía, como si estuviera adentro de algo tan grande, tan inmenso que me hace verme como algo muy pero muy chico. No es solo por lo imponente que puede ser el paisaje, sino también por lo vulnerable y frágil que soy ante la naturaleza salvaje. Hay mucho por descubrir en esto del esquí de travesía.

El día empezó a las 5:30. Desayunar, tomar el bus a Innsbruck, esperar al otro bus que va a Axamer Lizum, tomar un jugo de naranja, encontrarme con Carlos, consultar el boletín de avalanchas, cosas que hay que hacer antes de empezar.

Hoy tenemos buenas condiciones, riesgo moderado, evitar orientaciones este, sur, oeste. Durante el transcurso del día va a venir un frente de baja presión que va a desmejorar el tiempo. Para tomar buenas decisiones es necesario conocer además la orientación e inclinación del terreno. Con esta información se puede evaluar el riesgo al que nos estamos exponiendo.

Subimos a lo más alto de Axamer Lizum en tren. En el camino podemos ver algunas ráfagas de viento que nos dicen que evitemos las acumulaciones de nieve. Respetando la distancia, bajamos unos 300 m por esta ladera sur oeste (el amanecer ayuda a ver la orientación) de 35 grados.

Bajamos por una ladera que el boletín dice evitar, lo bueno es que lo hacemos temprano a la mañana, cuando todavía no recibó calor. De ahora en adelante iremos por un valle hacia el sur.

Había mucha nieve en polvo, unos 20 a 30 cm. Carlos fue adelante y abrió huella todo el camino. Aún así me costó un poco seguirle el ritmo. Es muy difícil andar a buen ritmo, evaluar el terreno y elegir un buen itinerario para subir. Cuando el esfuerzo físico es grande, pensar con claridad cuesta más, por lo que la experiencia juega un papel muy importante para elegir la ruta.

Esta foto es la que me hace acordar a Into the Wild. En esta parte del valle no encontramos ni siquiera una huella en la nieve.

Desde arriba de ve el camino que hicimos. La ladera del fondo es la que bajamos esquiando.

La rampa final tiene mucha pendiente (unos 45 a 50 grados). Por lo que nos sacamos los esquíes y subimos a esquí-traccíon (se apoyan los esquíes horizontalmente, un paso arriba y luego esquíes arriba).

Sobre el final dejamos las tablas y subimos a pie.

Al sur:

Al este:

Al norte (para volver tenemos que ir al valle verde que aparece al fondo a la izquierda):

Hora de bajar. Aca hay unos videos del descenso.

La bajada me costó más que la subida. Sentí que se me prendían fuego los muslos. Cada tanto paraba para tomar aire por unos segundos y seguir. Todavía no tengo una buena técnica en nieve en polvo. Pero mejoré desde la última vez ya que no me caí y pude bajar por tramos con bastante inclinación.

Ya fuera de las pendientes más inclinadas, podemos andar más tranquilos.

Volviendo a casa...

Llegando a la civilización. La aventura termina a eso de las 6 de la tarde.

Cuando estaba arriba, casi llegando a la cumbre, empezó a soplar algo de viento. Me puse la campera, pero sin embargo no me alcanzó, me sentía desprotegido. En esas pendientes, cargadas de nieve fue donde más frágil me sentí. Esta fue sin duda una gran aventura, antes de empezar no sabía si iba a ser capaz de hacerla. Ahora, al final, la satisfacción de arriesgarse y dar todo por un objetivo, no me refiero solo a la cumbre, sino a probarme y superarme en algo que para mi es un gran desafío, me llena de alegría.

Por suerte el camino de aprender es largo, todavía queda mucho por recorrer.