miércoles, 28 de diciembre de 2011

La vida a la aventura, de John Ammat


La actitud interior es la llave del éxito. No la destreza, el conocimiento, o la educación. Aprovechá tus valores más profundos, aquellos en lo que creés sin reservas. Comprendé qué es lo más importante para vos.

No te preocupés de la seguridad, de la riqueza material, de la gloria y la fortuna, del poder o de tu posición. Dirigí tu punto de mira hacia la modestia, la satisfacción, la libertad, la suerte y la independencia.

Atrevete a soñar. Soñá a lo grande. Y luego decidite por las metas subyacentes.

Ponderá cuidadosamente los riesgos mientras te esforzás por avanzar hacia adelante. Si éstos pueden asumirse, da entonces el primer paso. Defendé tu modo de hacerlo.

Tené valor para vencer el miedo a lo desconocido. Separate de la multitud e introducite en la emoción que se produce cuando crece lo desconocido.

Cultivá tu curiosidad y conservá tu positiva insatisfacción por no verla satisfecha tal como es. Aspirá a aquello que es inefable de antemano, trabajá tu experiencia y transformá todo esto en una ganancia positiva para vos.

Perseverá en la desgracia en tanto te mantenés concentrado en tu objetivo. Nunca te rindas.

Olvidá los malos resultados y aprendé de las lecciones que imparten los reveses. Preguntate constantemente qué es lo que podés aprender de tus fracasos.

Aceptá la inevitabilidad del cambio en un mundo que se transforma sin cesar. Aplicá la creatividad a las nuevas situaciones cuando recorras nuevos caminos para hacer las viejas cosas. Confiá en tu intuición y se su guía.

Ignorá a los incrédulos. Caminá a través del dolor sin detenerte.

Permanecé apasionado, optimista, entusiasmado y positivo.

Transformá los obstáculos en oportunidades, los fracasos en éxitos. Aprendé de las desilusiones. Pensá que el éxito es un viaje y no la meta del mismo.

Trabajá de un modo productivo formando parte de un equipo, confiá en los demás y aceptá sus aportaciones, pero se siempre personalmente responsable de las consecuencias de tus propios actos.

Después de haberlo dado todo obtendrás el éxito y la satisfacción. El éxito produce confianza en uno mismo, autoestima y percepción del propio valor.

Disfrutá del instante, reflexioná sobre tu actividad y luego volvete hacia nuevos desafíos. Para salir adelante en la vida, vas a tener que escalar montañas continuamente y tener puesta la vista en nuevas aventuras.

La aventura no cuelga de una cuerda en la pared de una montaña. La aventura es una actitud que tenemos que adoptar ante los obstáculos de la vida cotidiana, en tanto que nos aprovechamos de las nuevas circunstancias, probamos nuestras fuerzas contra lo desconocido y sentimos durante el proceso nuestro propio y único potencial.

martes, 22 de noviembre de 2011

Conectar la realidad social con la naturaleza



Hoy me invitaron a un evento (enseñar a emprender) y vi una charla muy buena de Daniel Arroyo (un tipo muy vinculado al desarrollo social). Entre los 5 problemas sociales más importantes citó 2 a los que me sentí cercano:
  • La situación de los jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan, que, más allá del debate acerca de cuántos son, sin dudas es el grupo social más crítico de la Argentina.
  • Los problemas de hacinamiento en los grandes centros urbanos en los que está radicada la mayor parte de la población, y en donde conviven la pobreza y la violencia.
Respecto a esto último, dice:

Cuando una persona está hacinada en la casa, no tiene aire, no tiene luz, no tiene espacio, se va a la esquina porque en la esquina está mejor, hay mas aire, más luz, tiene mejores condiciones. En la esquina empieza a consumir, porque el que no consume tiene dificultades para integrarse (antes era jugar a la pelota, hoy el consumo es un mecanismo de integración). Cuando consume tiene un problema de salud, un problema de adicción y rápidamente tiene un problema de endeudamiento. Cuando se endeuda hay un vivo que se le acerca para plantearle cualquier idea para salir de la deuda. Este círculo se completa cuando los medios los marcan con el dedo diciendo que son culpables de todo, hay inseguridad porque están estos chicos. Con lo cual es casi la profesía autocumplida, al que arrancó teniendo la idea que no tenía futuro, cierra el ciclo diciendo que no tiene futuro.

Entonces, pude enganchar lo que pienso, lo que siento con algo de la realidad. Mirando esta foto que describe Daniel Arroyo (ahora si los pergaminos: Pte. Fuerza Solidaria. Ex Secretario de Politicas Sociales del país y Ministro de Desarrollo Social Prov Bs As), que efecto tendría que un pibe/a pueda armar una mochila, subirse a un tren e irse de campamento a lobos a recorrer la naturaleza a pie?

Estos videos de Daniel Arroyo no tienen desperdicio

saludos!

domingo, 30 de octubre de 2011

Recorrer la naturaleza a pie



Es probable que estas palabras puedan pertenecer a varias personas. Se trata de la experiencia de recorrer espacios abiertos y las posibilidades que nos ofrece la naturaleza cuando decidimos acercarnos desde muy cerca. Recorrerla a pie deja pequeñas huellas, no solo en el suelo, sino también debajo de la piel.

Los espacios abiertos son realmente grandes, en muchos sentidos. La naturaleza es tan inmensa, tan amplia, que es capaz de ofrecer a cada persona una experiencia distinta.

Acá no podemos imponer nuestras reglas, si queremos llegar lejos, necesitamos aprender a adaptarnos a los ciclos del día, de la noche, del viento y de las tormentas. Ese dominio que la naturaleza ejerce sabiamente sobre todas las formas de vida, nos hace ser también parte de ella.

También necesitamos aprender a conocernos, poder mirarnos hacia adentro y ver que sentimos con cada desafío que nos propone. Para sobrevivir en entornos tan salvajes dependemos de otros, nos necesitamos, así que el grupo, o la manada, se transforma en una figura que tenemos que aprender a cuidar tanto como las plantas que riegan todos los días las abuelas. Grandes amistades y anécdotas nacen de las experiencias en zonas agrestes, de aquellas para contar a nuestros nietos.

Adaptarnos implica aceptar que somos parte de algo más grande. Los que vivimos en las grandes ciudades, corremos el riesgo de desconectarnos de nuestro ritmo natural. Recorrer la naturaleza a pie nos vuelve a lo más simple de nuestro ser.

Contemplar un atardecer, ver como la luz del sol pinta de distintos colores los relieves, es algo que nos conecta con la inmensidad que nosotros también llevamos dentro.

El azar y la belleza se saben combinar muy bien para nunca dejar de sorprendernos.

La naturaleza nos ofrece un gran terreno sobre el que podemos escribir nuestra historia. Donde podemos descubrirnos en situaciones nuevas y diferentes. Es tan mágica que sabe como estimular nuestra capacidad de asombro y disfrute.

Qué esperás para salir de casa y recorrer la naturaleza pie?

sábado, 29 de octubre de 2011

Buenas trazas

Hoy termina un muy bien viaje. Hace unos meses no me hubiese imaginado que iba a estar recorriendo los cerros del Chalten con esquíes, era algo que veía demasiado lejano para mi. Pero sin embargo, casi como sorpresa, pasó.

Cuantas emociones se sienten sobre las tablas. Las primeras noches antes de salir casi no podía dormir de la ansiedad. Me acuerdo que en uno de mis primeros viajes, cuando tenía 16 años, armé la mochila 6 meses antes salir con amigos a los refugios de Bariloche. Hoy vuelvo a sentir esa emoción y esas ganas de andar por espacios abiertos y nevados.

Recorrer las montañas con esquíes es algo que no solo deja huella en la nieve virgen, sino también debajo de la piel. Como contarle a mi gente lo que se siente? Quizás la música y las imágenes puedan ayudar:


Creo que este viaje fue posible gracias a la ayuda de varios amigos que me mostraron cosas que no sabía. Musicalmente tengo que agradecer a Leo, por enseñarme no solo a tocar la guitarra, sino también a expresarme mediante la música, lo cual no es un trabajo fácil teniendo en cuenta las limitaciones de mis dedos. Y a Jerry y Lio, por mostrarme este tema de Joe Hisaishi. Escucharlos tocar con la guitarra fue lo que me dio el impulso para intentarlo.

Y en lo que se refiere al esquí, todo empezó hace un par de años cuando hice una salida de esquí de travesía al Frey con mi compañero Luis, con quien fuimos a esquiar a uno de los lugares más increíbles del Chalten. En el camino, aparecieron otros compañeros que me enseñaron y con quienes compartí muy buenas salidas también, como Julian, Juan Pablo y en está última Ariel y Erik.

A donde me llevarán las tablas? Creo que más lejos de lo que pueda imaginar...

como dicen por ahi: buenas trazas!

domingo, 16 de octubre de 2011

Inspiración


Preparando el prox. viaje al Chalten, me encontré en el libro 3x3 avalanchas de Werner Munter, un texto de mucha inspiración:

El alpinismo en su faceta de máxima perfección no es un deporte de competición, a la imagen de nuestra sociedad de rivalidades y competitividad, es una actitud alegre, libre y lúdica, alejada de los problemas, las obligaciones y las pequeñeces de la vida cotidiana.

Practicar alpinismo como un juego significa:

Retornar a la naturaleza, simplemente a pie.
Practicar un turismo silencioso que sólo deja huellas en el suelo.
Desarrollar la personalidad hasta los límites más insospechados y dejar que se revelen nuestras capacidades adormecidas.
Buscar el camino en un entorno virgen y salvaje y encontrarlo en un desierto fascinante de hielo y roca.
Dejar que el viento acaricie el rostro, resistir al frío, al calor, y plantar cara a los más violentos temporales.
Formar parte del ritmo de los días y las noches.
Entrar en resonancia con elementos esenciales como la luz, el aire, el agua, y la tierra.
Contemplar la bóveda terrestre estrellada y perderse en la amplitud, la profundidad y el silencio de estos espacios infinitos.
Permitir que las rocas nos cuenten la historia inmemorial de nuestra tierra hasta que se abran los abismos vertiginosos del tiempo y del espacio.
En el reino hostil de los cristales y los minerales, descubrir las primicias de una vida vegetal, acercarnos a la esencia misma de la existencia de nuestro pequeño planeta frente al vacío infinito y glacial del universo.
Inspirar, dejar que penetren la tranquilidad y el silencio, soportarlos, soportar el aislamiento y dejar volar el espíritu.
Confrontar las propias fuerzas con entusiasmo a las dificultades que cada vez parecen mayores, probar el sabor picante del peligro y, acá o allá, permitir que la vida penda de un hilo de seda...

Es una palabra:

Saborear la vida en su forma genuina, asumir su intensidad y su fuerza.
Será acaso esto la felicidad?

miércoles, 24 de agosto de 2011

Natura Inmensa

Estas imágenes, junto con esta música que acaban de salir (con un poco de ayuda de Bono), son la cosecha de 4 días andando por la montaña. Las hice pensando en las personas que saben disfrutar de la inmensidad de la naturaleza.



Si hay algo que en Ushuaia es increible, es lo impactante que son sus montañas y sus paisajes nevados.

Hubo un momento de la ascensión que fue mágico. Estaba escalando en un pequeño corredor de nieve, rodeado de torres rocosas, sumergido en la inmensidad del paisaje, siendo algo más chico que una piedra en el océano, cuando mi compañero me aviso que un condor empezó a volar dando amplias vueltas arriba mio. Tenía un color gris / marron, un cuello blanco casi brillante y las alas desplegadas. Fue increíble compartir ese espacio en la montaña con ese animal. Verlo volar me sacó de la concentración de estar escalando. Clavé la piqueta para asegurarme y por un momento, dejé que el condor me mostrara lo que es moverse con elegancia por los cerros. Un vuelo y un contacto visual que no voy a olvidar.

En estos días gracias a mi compañero Juan Pablo, hice un gran trabajo de aprendizaje, tomando nuevas distinciones de las condiciones nivo-meteorológocas, del terreno y del aspecto humano del equipo. Este análisis en distintas escalas, en la planificación antes de salir, en el terreno hasta donde podemos ver, y en la pendiente justo antes de empezar a abrir huella, me llevaron a entender, que en los últimos 50 metros de escalada nos hubiésemos expuesto demasiado, dejando un poco las cosas a la suerte. Por lo que nuestra cumbre, 50 metros más baja, fue uno de los aprendizajes más valiosos para alguien que le gusta andar por montañas nevadas.

saludos!

miércoles, 20 de julio de 2011

Improvisar hasta tropezar

Tengo un amigo, que además es mi profesor de guitarra, con el que cada vez que nos juntamos me enseña no solo ejercicios de digitación y notas, sino a expresarme con la música. Esto último, es lo más lindo de todo, una de las cosas que más disfruto hacer. A pesar de las limitaciones de mis dedos, siempre hay algo que se puede contar

Esto salió de la 1ra vez que me animé a filmar bajando:

Este fue un día que recorrí el cerro con esquíes de travesía:

Cuando nos juntamos en una "clase", por lo general después cocinamos algo, comemos y seguimos charlando de música. Una vez vimos un programa de "Encuentro en el estudio", el de Gustavo Santaolalla, muy bueno!

Un día un compañero del trabajo (gracias Seba) me contó algo que vio en el del Chango Spasiuk. Hay 2 formas de tocar, sin el corazón y con este. En la primera, se sigue una estructura que se repite. En la segunda, se crean y desforman estructuras. Ahi me di cuenta que yo tocaba como la 1ra. Asi que le dije a mi profe, quiero aprender a tocar improvisando. Me enseño a desarmar las notas que conocía, a armonizar.

Recordando un día que nos calzamos los esquíes de travesía, subimos unos buenos metros al Lanin y bajamos esquiando, quise tratar de contar eso, pero con las cuerdas.


Si escuchando esto te imaginás subiendo a un cerro, con un paisaje blanco, sentís el viento, el crujir de la nieve, los momentos de tranquilidad cuando parás 5 minutos en una ascensión, contámelo, para mi es muy nuevo esto de la música y me gustaría saber.

saludos!

miércoles, 18 de mayo de 2011

Jugando con la guitarra

Desde hace unos días estoy jugando con la guitarra y experimentando como es esto de expresar algo con la música.

Tenía ganas de contar donde empiezan los viajes a la montaña, lo que se siente en las caminatas, que a veces son duras. Cuando se empieza a escalar y de a poco la cosa va tomando ritmo y te olvidás de todo lo que te rodea para concentrarte en el siguiente movimiento. Y cuando llegás a la cumbre, esa mezcla de safisfacción y esos paisajes que solo podés ver desde ese lugar.

asi que ahi va:

domingo, 27 de febrero de 2011

Cuando una pasión se contagia



Hace unas semanas anduve de viaje por el Norte con unos amigos. En la última mitad del año me sumé a sus encuentros de los sábados para compartir con ellos algunas cosas que aprendí relacionadas con andar por la montaña y el trabajo en equipo.

El resultado de estos encuentros fue un viaje de 2 semanas, diseñado por ellos, en donde tuvimos una mezcla aventura, incertidumbres, riesgos, obstáculos que despertaron en todos nosotros un montón de emociones, de esas que están apagadas en la monotonía de la ciudad.

Para mi fue una experiencia increíble poder ofrecerle a estos chicos, junto con mi equipo de coordinación, una entorno controlado donde puedan experimentar todos los sabores de la montaña. Donde puedan probarse en situaciones completamente nuevas y descubrir cosas sobre ellos mismos que desconocían.


Me acuerdo cuando estábamos subiendo a un cerro, sin visibilidad, de sus caras de duda. De cómo a pesar de no saber que les iba a proponer la montaña en los próximos 10 minutos, ellos seguían, apostaban un paso más, hacia arriba, confiando en las líneas naturales del terreno. Preocupados por cómo bajar, separaban los problemas y se concentraban en el más inmediato, cómo subir. Esas emociones propias del aprendizaje, mezcla de incertidumbre, preocupación, expectativa, se notaba en sus caras, en sus gestos, en cómo caminaban.

Lo más lindo fue, al final del viaje, hablar con ellos y escucharlos sobre cómo la habían pasado. Verlos abrir los ojos de emoción y contar con pasión las experiencias que vivieron. Lo que recibí de ellos en ese momento, fue una emoción que sentí en el pecho. Que despertó en mi algo que tenía un poco dormido, apagado. Las ganas de hacer montaña cómo cuando tenía 20 años, un impulso que hacía mucho tiempo no sentía.


gracias amigos!