domingo, 21 de marzo de 2010

Día 6 - Regreso al Chalten



Ese día nos levantamos sin horario, desayunamos y desarmamos el campamento con mucha tranquilidad.

Empezamos a caminar despacio, para dejar que el cuerpo entre en calor y duelan menos los músculos y las ampollas. Ese día no podía contar mucho con mi rodilla derecha para bajar, asi que fui caminando despacio, ayudándome con los bastones. Se hizo un poco largo y no avanzamos al ritmos de los días anteriores. Pero llegamos al Chalten, contentos y cansados.

Día 5 - Laguna Ferrari, Laguna Toro



Normalmente se va del Circo de los Altares a la laguna Ferrari en un día y al siguiente a la laguna Toro. Nosotros en cambio decidimos hacer ambos tramos en una jornada ya que para el último día el pronóstico prometía ser desfavorable. Además, según el mapa, no parece que ambas lagunas estén muy lejos.



Hasta salir del hielo el terreno es totalmente plano y cada vez con menos nieve.

Por suerte para nosotros, la noche anterior hizo frío y la nieve estaba dura. Al salir del glaciar, hay que atravesar una morrena grande y muy accidentada. No es un lugar muy agradable para caminar, ya que hay piedras, en algunos casos muy grandes, sobre el hielo en pendiente que se mueven con solo tocarlas.



Saliendo de la morrena hay unos bloques de hielo gigantes, grandes como una casa en algunos casos, que están completamente descolgados del paisaje. Esos bloques llegan ahí porque durante el deshielo se forma una laguna en diques naturales y se forman desprendimientos del glaciar sobre la laguna. Cuando el agua rebalsa, estos se vacían y los bloques de hielo que estaban flotando, tocan el suelo.

De ahí en adelante el camino va por piedras, pasando por la laguna de los esquíes, donde vimos unos patos, hasta la laguna Toro. En este lugar tomamos contacto con las primeras señales de vegetación, musgo verde y algunas flores.

En total fueron 5 horas que recompensamos con una picada. Después de comer, subimos unos 300 metros hasta el Paso del Viento y comenzamos la eterna bajada por la ladera de acarreo del cerro Huemul. Luego cruzamos el glaciar Túnel, la tirolesa del río Tunel, una pequeña trepadita, un destrepe que asusta más de lo que parece, rodeamos el lago Túnel y llegamos al campamento después de 4 horas.

Durante el camino nos cruzamos con Facundo, que trabaja como coordinador de turismo en el Chalten y nos convidó unos mates mientras preparábamos el campamento.

Esa noche me sentía contento y cansado. Contento por haber finalizado las dificultades de la travesía, por mi rendimiento, por la experiencia. Creo que al sentirme en un lugar seguro, me relajé y sentí todo el cansancio de los días acumulados.

domingo, 14 de marzo de 2010

Día 4 - Circo de los Altares



Supuestamente este iba a ser un día tranquilo, ya que caminaríamos en plano, sin desnivel, con un poco de precipitación y viento. La noche pasada no fue lo suficientemente fría, así que la nieve estaba blanda, a tal punto que te enterrabas bastante con las raquetas al caminar.

Por la mañana y durante todo el recorrido, tuvimos nubes negras y amenazadoras desde el norte que venían hacia donde estábamos.



Durante este trayecto, traté de mantener el ritmo que llevábamos para llegar antes al campamento, a pesar de que la nieve blanda me invitaba a frenar con cada paso. Sentía las piernas cansadas, pero sin embargo, me esforcé a fondo. Luego de caminar 1 hora, caminamos 2, 3 y 4 hasta que con un poco de lluvia y viento llegamos a la morrena y armamos la carpa.

Mientras caminaba, solo miraba mis pasos, me concentraba en mis pasos para olvidarme del esfuerzo. El sol con las nubes creaban formas extrañas en el hielo. Por momentos veía como si se levantaran paredes de nieve a los costados. Yo sabía que no estaban, porque estábamos en un lugar totalmente plano en varios kilómetros a la redonda. Así que cada tanto, levantaba la cabeza al horizonte para volver a la realidad. Este efecto visual, se producía en el rabillo del ojo y creo que se debe al hecho de caminar con la cabeza baja mirando siempre lo mismo.


Al llegar a la morrena, buscamos y preparamos un lugar para armar la carpa. Tuvimos que quitar las piedras grandes, picar un poco el hielo para nivelar el suelo, construir un muro de piedras para el viento y finalmente armar la carpa. Por suerte toda esta actividad nos ayudaba a mantenernos en movimiento y no sentir frío. En total nos llevó 1 hora y media armar la carpa.

Cuando finalmente me metí dentro de la bolsa, dormí una siesta recuperadora. Mientras tanto Luis salió y entró varias veces a la carpa, pero yo ni me enteré.



Por la tarde el cielo se despejó y pudimos ver a impresionante cara oeste del Torre, todas las agujas y glaciares circundantes. No le queda chico a este lugar el nombre de "Circo de los Altares".

lunes, 8 de marzo de 2010

Día 3 - Gorra Blanca



Me acuerdo que durante la noche sopló mucho viento. Como dormía en un catre colgado de una de las paredes del refugio, este se sacudía con el viento y me despertaba seguido. Ese día nos despertamos a las 6. Cómo estaba nublado, terminamos levantándonos tipo 7. Desayunamos, preparamos la mochila con grampones, jugo, algo para comer, campera de abrigo, cubre pantalón. El resto iría todo puesto.



Remontamos a ritmo constante el glaciar del Gorra Blanca hasta llegar al col. Pasé frío ya que estaba transpirado y soplaba un brisa helada. Durante el trayecto estuvo siempre nublado. En el col nos abrigamos para comer algunos chocolates y ponernos los grampones. Por suerte el cielo se abrió, así que junté coraje para sacarme la campera y seguir subiendo.



De ahí en adelante, las ascensión era por hielo / nieve dura, en 10 puntas, subiendo en sig sag, buscando la pasada más sencilla entre la forma de torta de crema que tiene esta parte de la montaña.



Luego en el filo, tuvimos que buscar la pasada y la encontramos en una mini chimenea inclinada. A continuación seguimos el filo lo más lejos posible de la cornisa. Desde abajo la cumbre se veía partida en dos por una grieta. Subimos a la primera y desde ahí encontramos detrás de esta una pasada a la cumbre verdadera.



El día estaba completamente despejado, el cielo era azul y limpio, desde ese punto pudimos ver todas las montañas que nos rodeaban y la inmensidad del hielo continental. Fue un momento de mucha alegría.



Bajamos con mucho calor. La nieve se empezaba a deshacer con los rayos del sol. En el col almorzamos una picada con una paisaje único. Nos calzamos las raquetas y seguimos viaje al refugio. En total fueron 9 horas de frío, calor y emociones.

Antes de salir al Gorra Blanca, sentí dudas, miedo. Estaba nublado, oscuro, sabía que iba a pasar frío. Tuve que juntar coraje para dar el primer paso y salir de la comodidad del refugio. Un consuelo era pensar que de esa forma, tendríamos menos comida para cargar los próximos días, jaja.



En contraposición, al volver de la cumbre sentí una satisfacción muy grande, la de elegir un desafío y empeñarse a fondo para conseguirlo. Esto es algo muy lindo, soñar con algo y transformarlo poco a poco, paso a paso, en realidad. Caminar es hacer, une el pensamiento con la acción (frase de Messner).

Día 2 - Paso Marconi



Nos despertamos tipo 7 /7:30, desayunamos, desarmamos la carpa y empezamos a caminar a eso de las 9. Esa noche hizo viento y llovió un poco. Para ese día el pronóstico prometía algo de lluvia y viento. Decidimos salir igual y apretar un poco (eso es costumbre en el Chalten), ya que mañana iba a ser un día excelente y queríamos aprovecharlo para subir al Gorra Blanca.

Después de caminar un rato, faldeamos la morrena, nos pusimos los grampones y nos montamos al glaciar Marconi. La mayor dificultad fue encontrar un buen lugar de pasada. Sobre el glaciar, empezó a lloviznar y a soplar viento. Creo que estuvo así hasta que salimos del paso Marconi.

En el cambio de pendiente, tuvimos que hacer una travesía delicada en un slab (laja de roca inclinada y lisa). Había que apoyar la punta de los grampones sobre mini repisas y confiarle al equilibrio, algo que tengo que aprender a hacer. Hicimos todo el paso de roca con grampones, buscando en las imperfecciones de la piedra para avanzar con seguridad. Finalmente nos volvimos a montar al glaciar por un lugar bastante agrietado y con pendiente. Salimos del paso Marconi y caminamos casi sin parar hasta el refugio chileno.



Este día fue bastante agotador, ya que el recorrido es largo y siempre en subida. En total fueron 6 horas y media de esfuerzo continuo. La última parte, del paso al refugio, tiene menos pendiente, son 4km que hicimos con raquetas y se me hicieron largos. A partir de aca, caminaríamos siempre encordados hasta salir del hielo.



En el refugio encontré unos patucos hechos de material aislante (usado en las paredes del refugio) que me calentaron los pies de maravilla.

Desde este lugar se tiene una vista increíble de la inmensidad del hielo continental. Siesta reparadora, cena y a dormir.

Día 1 - Piedra del Fraile


Me levanto temprano tipo 7 para hacer las cosas con tiempo y tranquilidad. Aproveché para darme una ducha y estirar hasta el final los momentos de comodidad. No tenía que preocuparme por la mochila, ya que la noche anterior había dejado todo preparado. Desayuné en el hostel un café con leche con tostadas y jugo de naranja. Mientras desayunaba, repasaba mentalmente la lista de cosas que llevaba.

A las 9 me encontré con Luis, mi compañero y guía de la travesía y tomamos un remís hasta el río eléctrico. Empezamos a caminar bordeando el río. Mientras tanto fuimos hablando de cómo es la vida en el Chalten, equipos, escaladas (muy buenas) que hizo la gente local, etc.

Nuestra primer parada sería Piedra del Fraile, un camping comedor organizado donde tendríamos que pagar peaje, ya que pasaríamos por terrenos privados. Luis me contó que antes estaba el gaucho Sergio, un personaje de la Patagonia que cuidaba de la zona, típico gaucho de campo. Guarda del que se atrevía a pasar sin pagar. Si te pescaba en el intento, te iba a buscar con el caballo y te sacaba a rebencazos. Si en cambio, lo tratabas con respeto, nunca te negaba un mate. Dicen que si te agarraba él, tenías que sentirte afortunado, ya que era mucho peor si te agarraba la señora.

Después de 1 hora y media llegamos a Piedra del Fraile, donde Guillermo y su señora nos convidaron unos mates muy amablemente. También nos invitaron a comer nuestro almuerzo en su restaurante.

Luego de almorzar, seguimos caminando hacia La Playita. En el camino, nos sarandeó un poco el viento. Tuvimos que vadear el arroyo Polone, el agua estaba helada, a los pocos segundos de meter las patas ya te dolían. Finalmente llegamos a la playita después de 3 horas. Esa noche comimos polenta con sopa de zapallo, muy buena.