domingo, 27 de mayo de 2012

Danke schön, muchas gracias

Mis últimos días en Innsbruck fueron especiales. Tenía esa sensación encontrada de querer volver a Bs. As. pero también de querer quedarme. A cual de los dos lugares llamo casa? Un poco a los dos, ambos tienen cosas que me hacen bien.

Para la última noche, Carlos y Agui organizaron una fiesta / parrilla de despedida donde invitaron algunos amigos. Esta gente me hizo sentir siempre como en mi casa. Fue un encuentro muy lindo.

Cuando llegó el momento de despedirme de ellos, me di cuenta que me costó. "Se te va a extrañar", me dijeron. Lo mismo digo, queridos amigos, no es fácil dejar a las buenas personas para seguir viaje.

En este lugar conocí gente que quisiera volver a ver y que me gustaría conocer un poco más también.

Tengo varias razones para volver el invierno próximo.

Después de 3 meses en los Alpes, donde me pasaron no se si muchas cosas, pero si muy intensas, me imagino va a ser difícil volver a ser la misma persona.

Cambiar todo lo que conozco por el esquí de travesía, donde hay tanto por descubrir, me llevó sin querer a verme de otra manera. Descubrí que en el fondo, cuando se apaga el ruido del día a día, tengo una gran capacidad para soñar. Y a pesar de mis miedos y dudas, puedo dar un paso al vacío, a una gran aventura.

Espero poder re-invertarme y continuar siendo un aventurero con ideas locas. Y que esa sea, de alguna manera, mi contribución a la sociedad en un mundo donde hacen falta más soñadores. No tengo ni idea cómo hacerlo. Descubrir el camino va a ser parte de la aventura.

Auf wiedersehen,

El camino de la maestría

Dominar una técnica, ser expertos en algo, sin duda lleva tiempo, dedicación y no hay una única forma de conseguirlo. Cada maestro recorre su camino de manera distinta.

A veces, para moverse en entornos complejos, la mejor forma es hacerlo rápido y ligero. Pero cómo invertir esa ecuación intuitiva que nos dice que más restricciones, más complejidad implican más tiempo, más recursos, más todo? Cómo la transformamos en menos es más? Cómo podemos simplificar el problema?

Encontré este dibujo en un refugio de montaña. Es un muy buen ejemplo de lo anterior. Cuál de los dos va más rápido? Cuál se expone menos tiempo al riesgo, se mueve con mayor libertad y la vez disfruta más de lo que hace?

No se trata de simplemente dejar de lado nuestra forma de hacer las cosas y lanzarse a la aventura asumiendo un riesgo muy alto. Sino de dominar la técnica, volverse poco a poco un maestro en ese campo. Esto no desplaza a lo anterior. Las herramientas que ya tenemos son la base para construir el aprendizaje. Y cuantas más herramientas tengamos a nuestro alcance, mejor.

Moverse por escenarios agrestes, en cualquiera de sus formas, implica aprender a gestionar el riesgo. Veamos el camino que propone el Club Alpino Suizo para el alpinismo invernal.

Al principio, como principiantes, vamos a basar la mayor parte de las decisiones en reglas. Con el tiempo vamos a ir aprendiendo, aumentando nuestro conocimiento y nuestro margen de acción. Pero eso no nos hace expertos todavía.

Hace falta tomar un poco de distancia para poder reflexionar sobre nuestra actividad. Para realizar un proyecto complejo, como puede ser recorrer un glaciar con esquíes, necesitamos de opciones para elegir el itinerario más seguro. Y las opciones surgen de nuestra habilidad para descubrir las posibilidades que ofrece el entorno y nuestra propia capacidad. En esos casos, la distancia y la reflexión cobran un papel importantísimo.

Me gustaría repasar un poco este aspecto, el de la distancia. Es lo que nos permite alejarnos p/ver otras opciones y a la vez da lugar a la reflexión.

Cuando hicimos nuestro intento al Strahlhorn, no lo hicimos siguiendo el camino más directo. Antes de subir por la ladera más empinada y agrietada del glaciar, subimos un poco por la ladera de enfrente para verla mejor y elegir con más información el itinerario. Y cuando bajamos al otro día, en medio de una tormenta donde por momentos no te veías los esquíes, paramos en cada lugar que encontramos refugio para evaluar nuevamente el entorno, nuestra capacidad y elegir el itinerario, la técnica y el ritmo con el que bajar.

La distancia puede generar ese espacio que necesitamos para encontrar una posible solución a un problema complejo. Y es la que permite, además, recorrer ese camino que nos lleva a la maestría.

Esta forma de resolver los desafíos que propone la montaña, la aprendí andando con gente con mucha experiencia. Estando sin ellos muy probablemente no hubiese hecho ninguna de las cosas que hicieron para tomar distancia, seguramente la urgencia me hubiese nublado esa posibilidad.

Otra cosa que aprendí es que hacer lo que nos importa con maestros acelera el proceso de aprendizaje. Andando con ellos se aprenden cosas que jamás aprendería por mi cuenta.

jueves, 24 de mayo de 2012

Con un buen amigo en el Zuckerhütl

Hace menos de una semana, esta montaña, el Zuckerhütl (al fondo a la izq.), la más alta de los alpes de Stubai, me parecía algo fuera de mi alcance. Saqué esta foto pensando en que sería de inspiración para volver el año que viene. Sin embargo, gracias a mi amigo Carlos...

Después de tomar clases, practicar, practicar y practicar, empecé a sentir que esquiaba un poco mejor. A sentir más confianza y a creer que sería posible intentarlo. Y cuando pasó eso, ese mismo día mientras estaba practicando, me llamó Carlos y me dijo "che, subimos hoy al refugio y vamos mañana al Zuckerhütl?".

Y así empezamos a subir, con las tablas en la mochila, por caminos que hace muchos años construyeron los pastores de Tirol.

Alla al fondo, arriba de la cascada, está el refugio de invierno donde pasaríamos la noche.

Pero no éramos los únicos subiendo...

El refugio por dentro. A prender fuego en la estufa, calentar la comida y dormir, que mañana será un gran día.

Arrancamos temprano, tipo 6, con un muy buen amanecer. Fuimos lo más rápido que pudimos, ya que el tiempo iba a cambiar durante el día. Carlos fue abriendo huella todo el camino, aún así me costó seguirle el ritmo, una máquina.

Remontando el glaciar.

Cambiando las tablas por los grampones. Los esquíes sobre las fijaciones, para que no deslicen pendiente abajo y con la fijación trabada para poder usarlos en caso que se congelen. Trucos que se aprenden andando con gente con experiencia.

La última parte es un corredor de unos 60m de 50 a 60 grados. De fondo los Alpes, un lugar increíble.

Una de las escaladas más lindas. Lo que se disfruta haciendo esto no tiene palabras.

La vista, el entorno, simplemente increíbles...

"Viviste 3 meses en Stubai, no podés irte sin subir la montaña más alta", me decía Carlos. Gracias por la invitación amigo!

A bajar esquiando por el glaciar. Otro truco: trabar las fijaciones, lo último que queremos es perder los esquíes en este lugar, son nuestra forma de minimizar el riesgo de caer en una grieta, junto con salir temprano y andar rápido.

Para mi, estas ascensiones son muy intensas. Se sienten un montón de cosas en pocas horas. Desde la alegría de ver un amanecer, la emoción de escalar una cumbre y descubrir un paisaje inmenso, la duda antes de empezar a deslizarce, el cansancio demoledor con el que termina la travesía. De eso se trata la montaña, y de andar con buenos amigos.

pd: casi todas las fotos las sacó Carlos, yo estaba muy concentrado en respirar y en lo que hacía.

Cuando un maestro se vuelve un compañero

Las últimas semanas las pasé esquiando con Christoph, un instructor de la escuela de Stubai. Con él aprendí muchas cosas respecto a andar con esquíes por la montaña. No solo sobre la técnica, sino también sobre como interpretar las condiciones, observar el terreno, manejar el ritmo del grupo. En la montaña, fuera de pista, cada metro puede ser una sorpresa. Aca dominar la técnica es tan importante como elegir por donde bajar y tomar buenas desiciones.

Me gustaría compartir algunas de las cosas que aprendí andando con él. Mientras andábamos, Christoph me iba contando las observaciones que hacía, fruto de sus más de 30 años de experiencia.

Esta avalancha es una bastante grande, si te agarra seguro te sepulta. No hace falta ir muy lejos del centro de esquí para encontrar una así. Es una ladera de orientación oeste, que se desprendió por la tarde, cuando el sol empezó a calentar las rocas de arriba. Empezó como una avalancha chica, pero después creció bastante. Hay que evitar las laderas oeste por la tarde, pueden ser muy peligrosas, sobre todo en primavera.

Otra cosa importante es el ritmo, donde paramos, donde cruzamos rápido? Es importante tener cuidado con las pendientes de roca. Por lo general en esos lugares se estima a priori que la pendiente es mayor a 40 grados. Si no tienen nieve por arriba, son seguras para hacer una parada. Pero si tienen, como el caso de la foto, entonces hay que pasar lo más rápido posible. Y aca es donde es importante tener una buena técnica, ya que nos da velocidad y seguridad.

Esta pendiente fue un muy buen ejercicio sobre como elegir el itinerario. Primero cruzamos el cono (que sube hasta el col) sin hacer giros, ya que ahí puede haber acumulados 4 o 5 metros de nieve. Luego bajamos entre las rocas más chicas evitando los barrancos, ya que en esta nieve primavera y húmeda, si te caés deslizás y no te podés frenar. Por lo que es muy importante mirar que hay por debajo, además de por arriba.

Un día nos tocaron condiciones invernales. Aca se pueden ver pequeñas avalanchas en las salientes rocosas. No eran las únicas, estaba lleno. Eso nos dice que no hay una buena cohesión entre la nieve vieja y la nueva. Inclusive se ve la huella de un grupo que subió bien temprano, seguramente de noche.

Aca se ve que nevó con viento.

Y que había más de 20 cm de nieve recién caida. La temperatura durante la nevada (nevó casi todo el día anterior) fue en torno a los -10. Por lo que tenemos condiciones que están próximas a desfavorables (20 cm, viento, bajas temperaturas, mala superficie de deslizamiento) y estimamos que el riesgo es notable a fuerte.

Sumado a que es el primer día de buen tiempo después de una tormenta, mejor dejar las travesías para otro día. Así es la montaña en invierno, linda, pero peligrosa.

Hasta aca les conté del maestro. Con Christoph empezamos tomando clases de 2 horas, pero siempre se nos alargaban a 3, inclusive 4. Por la mañana me pasaba a buscar con el auto, íbamos charlando de los lugares del mundo, la vida en Tirol, en Buenos Aires. Un día, cuando terminamos la clase, me invitó a bajar por un recorrido muy variado. Cruzamos arroyos, bosques, hasta anduvimos sobre pasto con los esquíes.

Me regaló unas partituras de algunas canciones de música clásica que son fáciles para tocar con guitarra. Son temas muy lindos, que me recuerdan al amanecer, a cuando empezás a subir bien temprano calentándo los músculos o a cuando estás andando por un terreno complicado. Distintos momentos de una travesía por la montaña.

Y me decía: "Fernando, ski with you is not a work for me". Desde el aprendizaje, cuando un maestro se vuelve un compañero, es cuando pasa la magia. Gracias a Christoph aprendí cosas muy valiosas en esto de andar sobre las tablas.

viernes, 11 de mayo de 2012

Cambiando de planes

Unos meses antes de viajar conseguí un libro llamado "Follow the sun". Es la historia de un grupo de amigos que cruzaron los Alpes con esquíes. Cuando lo lei dije GUUUAUUUU... yo quiero hacer eso. Así que con esta idea en mente preparé el viaje.

Lo principal era ir a esquiar y conocer compañeros para la travesía. Pero con el tiempo me di cuenta que era una locura. Aunque me llevó casi 2 meses darme cuenta de eso.

Del recorrido original, algo así como 400 km, hice unos 10km en los Alpes Suizos. Sin embargo me siento contento de haber probado al menos una parte de ese tremendo viaje.

La imagen es de una de lás páginas del libro. La travesía que hicimos con el club alpino va de Saas Fee al refugio Britannia Hutte y luego al paso Adlerpass para subir al cerro Strahlhorn.

Con cada travesía fui aprendiendo algo y dándome cuenta que el objetivo no encajaba con mi capacidad. Así que poco a poco fue cambiando. De cruzar los Alpes pasé a la Haute Route (una clásica ruta que va de Chamonix, Francia a Zermat, Suiza).  Luego, al Mont Blanc con esquíes. Y finalmente a aprender a ser un mejor esquiador y montañero.

Estó último me llevó a un lugar increíble. Primero a tomar clases de esquí con Christoph un aventurero de 50 años con muchos años de experiencia. Lo que se aprende andando con alguien así es invaluable.

Christoph además tiene otro trabajo interesante. En verano guía expediciones a Kirguistán, montando a caballo durante días y conviviendo con tribus nómades (casi toda la población es nómade). Un lugar que me gustaría visitar.

Andando con él pude experimentar distintos tipos de terrenos, de nieve, de técnicas. Es todo un nuevo mundo. Y la técnica es solo el comienzo. Para andar por laderas vírgenes es necesario además conectarse con el entorno. Cada pendiente ofrece cosas distintas, es todo un arte poder distinguir la ruta más segura. Responder que hay por arriba, por abajo, que pasaría si me caigo, elegir por donde cruzar una pendiente implica hacer una lectura del terreno que se gana con los años. También es importante conocer la capacidad propia para evaluar claramente si mi nivel es acorde al terreno.

Todo esto solo se puede hacer cuando se domina la técnica, cuando los movimientos salen naturalmente. Eso da lugar a la cabeza a prestar atención a otras cosas.

La motivación cambió de ser una gran travesía, algo que es tangible, a lo que se puede sacar una foto, a algo más interno, que implica explorar y descubrir mis capacidades, mis limitaciones y trabajar en eso. Dejó de ser cruzar montañas para aprender a ser mejor en algo que para mi vale la pena. Un viaje interior tan inmenso como los 400 km originales.

Un sueño grande por ahi no te lleva a destino, pero si muy lejos. En cualquiera de los casos, vale la pena intentarlo.

jueves, 3 de mayo de 2012

Gente que inspira

El año pasado tuve la suerte de conocer a grandes personas, de esas que inspiran. Con algunas puede charlar, tomar un café, viajar o simplemente escucharlas y darles la mano. Gente que con solo contar su historia nos muestra que las ideas más locas son posibles. Que vale la pena, al menos una vez, probar que pasa si dejo de lado todo para que el corazón me lleve a donde quiere ir. Puede ser ir de Alaska a Buenos Aires en bici, fotografiar la Antártida, cruzar el océano remando o explorar alguno de los lugares más remotos del planeta.

Cada uno de ellos me aportó algo para hacer este pequeño viaje a los Alpes con esquíes. Quisiera contarles un poco de lo que aprendí con estas personas.

A Axel lo conocía de antes, pero el año pasado fuimos a correr algunas veces y en esos encuentros me contaba sobre su viaje de Alaska a Buenos Aires en 27 meses. Me dijo que es imposible planificar algo así. Si lo hacés lo más probable es que llegués a la conclusión que necesitás un montón de plata para hacerlo y termines quedándote en tu casa. Sin embargo, sabés cuantas veces pagó por un lugar para dormir? Menos de 10, increíble, no?

Cuando viajás, el lugar te abre nuevas posibilidades. En la ruta conocés gente a la que le interesa tu historia, te invita a su casa y de alguna manera quiere ayudarte en esta aventura. Algo que por ejemplo no me imaginaba era que vivir en una casa en los alpes me iba a costar lo mismo que vivir en Buenos Aires, o que si me subo al colectivo con esquíes viajo gratis. O que por vivir aca iba a poder sacar un pase de temporada para 32 centros de esquí.

Durante más de 20 años Sebastián Alvaro realizó documentales en los lugares más remotos del planeta. El año pasado vino a Argentina y dió una pequeña charla donde nos contó su historia alrededor del mundo. Estas emociones de las que habla son las que guían mi corazón. La experiencia de recorrer un paisaje salvaje es algo muy intenso, que se graba debajo de la piel.

A Stephan lo conocí gracias a mi amiga Ingrid. Tuve la suerte de tomar un café con él cuando estaba recién llegado de la Antártida, un lugar que lo atrae y conmueve profundamente. Me contó historias increíbles de la naturaleza y la soledad. Cuando le conté de mi viaje se alegró mucho y me felicitó por la idea.

Me dijo algo muy intesante. Si demostrás coraje y dedicación con lo que hacés, eso te abre muchas puertas. Y pude comprobar que es cierto. Después de la travesía en Strahlhorn, donde nos tocaron muy malas condiciones, varias personas se acercaron para ayudarme a ser un mejor alpinista. Uno me dijo, yo soy instructor de esquí, cuando quieras podemos ir esquiar. Un guía de montaña se ofreció a enseñarme algunos trucos para el terreno alpino. Otró me recomendó un amigo con el que puedo aprender mucho. Otros me dieron sus datos para hacer alguna travesía.

A Catherine la conocí en el Chalten por medio de un amigo. Con ella fuimos luego al Lanin en diciembre donde también nos tocó muy mal tiempo. Hace unos años participó de una aventura increíble, con 3 amigas cruzaron el Océano Altlántico remando!!!

Al principio cuando me lo dijo me pareció una locura. Pero gracias a las 20 horas de viaje en micro pude charlar con ella y me contó como fue que prepararon semejante viaje durante 1 año y medio. Ahí entendí que la idea más loca puede ser posible.

Al poco tiempo de conocer a esta gente, ya tenía mi pasaje y un montón de cosas por resover (qué hago con mi trabajo, itinerarios, cómo consigo compañeros, presupuesto, con quien dejo a mi perro, etc). Al final el último problema fue cómo meter todo esto en la mochila:

Lo mejor que puede pasar ahora es que dejes de leer esto para empezar a hacer lo que realmente te gusta. Ojalá pueda servir de inspiración a otras personas, sería una de las mejores cosas de este viaje.