sábado, 1 de diciembre de 2012

Esquí de travesía en Chile

En noviembre pasado, pasamos con mi amigo Nacho una semana haciendo de un auto una casa rodante, recorriendo alguno de los volcanes de Chile.


Para mi, es el esquí de travesía de una de las actividades que más me gusta hacer en la montaña. Recorrer el paisaje nevado con esquíes, deslizarse sobre la nieve y hacerlo con un buen compañero, es de las mejores cosas que hay.

Los esquíes nos permiten acercarnos a lugares remotos, únicos. Hay algo invisible en esto de recorrer la montaña, que no se ve, pero que sin querer nos hace ajustar nuestro reloj interno a otro ritmo, el de la naturaleza.

Villarrica


nuestra casa con techo y paredes, la más cómoda de todas
subiendo...

ahora, a bajar entre las nubes

Lonquimay


un zorro que apareció ni bien pusimos la olla p/los fideos
a veces hay que cargar las tablas, un rato
hacia el crater Navidad

Casablanca


al fondo la carpa, la 2da mejor casa


hasta donde las nubes nos dejan

Definitivamente volvería 1 vez por año a los volcanes de Chile...

Una visita a Rosario


El fin de semana pasado fuimos con Sole a Rosario. La idea era hacer una avanzada para el campamento  que vamos a hacer en enero.

Este año los chicos cambiaron el nombre de su rama, dejó de llamarse San Jorge (algo que venía de hace muchos años) por un nombre que los representa más. Para mi fue muy loco ver desde afuera como los chicos hicieron un proceso de resignificación y llegaron a Pocho Lepratti.


Visitamos a los curas Salesianos que trabajan en el barrio Ludueña, barrio donde vivía y trabajaba Pocho. Esta gente articula con otros voluntarios más vecinos del barrio una escuela, colegio, talleres, comedores y actividades que llegan a casi 2000 chicos.

Nos llevaron a visitar el barrio, sus lugares de encuentro, sus fiestas de cumpleaños, que son una fiesta para todo el barrio.



Las veredas pintadas con sus murales



Fue un gusto tomar mate con estos titanes. Cada vez que me encuentro con personas como estas, con ese compromiso, así de gigante, no dejo de sorprenderme en todo lo que tengo para aprender. Son un libro abierto de muchas cosas.

Ojalá tengamos la oportunidad de hacer algo con ellos, vamos a tratar de hacerlo posible...

martes, 11 de septiembre de 2012

El lenguaje de los sueños


Hoy encontré este párrafo en el libro "Memoria del fuego I. Los nacimientos" de Eduardo Galeano.
Creen los hurones, como todos los pueblos iroqueses, que el sueño transfigura las cosas más triviales y las convierte en símbolos al tocarlas con los dedos del deseo. Creen que el sueño es el lenguage de los deseos no realizados y llaman ondinnonk a los secretos deseos del alma, que la vigilia ignora. Los ondinnonk asoman en los viajes que hace el alma mientras duerme el cuerpo.
Para los hurones, se hace culpable de un gran crimen quien no respeta lo que el sueño dice. El sueño manda. Si el soñador no cumple sus órdenes, el alma se enoja y enferma al cuerpo o lo mata. Todos los pueblos de la familia iroquesa saben que la enfermedad puede venir de guerra o accidente, o de la bruja que mete en el cuerpo dientes de oso o astillas de hueso, pero también viene del alma, cuando ella quiere algo que no le dan. 
Sabias palabras, leidas desde un buen lugar para soñar.


Danza con cóndores

Subiendo al cerro me encontré con esta grata compañía. Siempre los había visto volando en la montaña, pero nunca me pasó de verlos tan de cerca.


A Wolf at the Door by Radiohead on Grooveshark
(música p/acompañar)


eran dos

y volaban muy cerca


en un lugar llamado "Piedra del Condor"



La última foto la saqué estando a unos pocos metros. Mientras sacaba la foto podía ver por la pantalla de la cámara los ojos del condor y su mirada.

No se porque, pero ver a estos animales volar, me corta el aliento.


Las montañas nevadas, con cóndores volando, tienen lo suyo, como un imán irresistible, imposible no volver.

domingo, 27 de mayo de 2012

Danke schön, muchas gracias

Mis últimos días en Innsbruck fueron especiales. Tenía esa sensación encontrada de querer volver a Bs. As. pero también de querer quedarme. A cual de los dos lugares llamo casa? Un poco a los dos, ambos tienen cosas que me hacen bien.

Para la última noche, Carlos y Agui organizaron una fiesta / parrilla de despedida donde invitaron algunos amigos. Esta gente me hizo sentir siempre como en mi casa. Fue un encuentro muy lindo.

Cuando llegó el momento de despedirme de ellos, me di cuenta que me costó. "Se te va a extrañar", me dijeron. Lo mismo digo, queridos amigos, no es fácil dejar a las buenas personas para seguir viaje.

En este lugar conocí gente que quisiera volver a ver y que me gustaría conocer un poco más también.

Tengo varias razones para volver el invierno próximo.

Después de 3 meses en los Alpes, donde me pasaron no se si muchas cosas, pero si muy intensas, me imagino va a ser difícil volver a ser la misma persona.

Cambiar todo lo que conozco por el esquí de travesía, donde hay tanto por descubrir, me llevó sin querer a verme de otra manera. Descubrí que en el fondo, cuando se apaga el ruido del día a día, tengo una gran capacidad para soñar. Y a pesar de mis miedos y dudas, puedo dar un paso al vacío, a una gran aventura.

Espero poder re-invertarme y continuar siendo un aventurero con ideas locas. Y que esa sea, de alguna manera, mi contribución a la sociedad en un mundo donde hacen falta más soñadores. No tengo ni idea cómo hacerlo. Descubrir el camino va a ser parte de la aventura.

Auf wiedersehen,

El camino de la maestría

Dominar una técnica, ser expertos en algo, sin duda lleva tiempo, dedicación y no hay una única forma de conseguirlo. Cada maestro recorre su camino de manera distinta.

A veces, para moverse en entornos complejos, la mejor forma es hacerlo rápido y ligero. Pero cómo invertir esa ecuación intuitiva que nos dice que más restricciones, más complejidad implican más tiempo, más recursos, más todo? Cómo la transformamos en menos es más? Cómo podemos simplificar el problema?

Encontré este dibujo en un refugio de montaña. Es un muy buen ejemplo de lo anterior. Cuál de los dos va más rápido? Cuál se expone menos tiempo al riesgo, se mueve con mayor libertad y la vez disfruta más de lo que hace?

No se trata de simplemente dejar de lado nuestra forma de hacer las cosas y lanzarse a la aventura asumiendo un riesgo muy alto. Sino de dominar la técnica, volverse poco a poco un maestro en ese campo. Esto no desplaza a lo anterior. Las herramientas que ya tenemos son la base para construir el aprendizaje. Y cuantas más herramientas tengamos a nuestro alcance, mejor.

Moverse por escenarios agrestes, en cualquiera de sus formas, implica aprender a gestionar el riesgo. Veamos el camino que propone el Club Alpino Suizo para el alpinismo invernal.

Al principio, como principiantes, vamos a basar la mayor parte de las decisiones en reglas. Con el tiempo vamos a ir aprendiendo, aumentando nuestro conocimiento y nuestro margen de acción. Pero eso no nos hace expertos todavía.

Hace falta tomar un poco de distancia para poder reflexionar sobre nuestra actividad. Para realizar un proyecto complejo, como puede ser recorrer un glaciar con esquíes, necesitamos de opciones para elegir el itinerario más seguro. Y las opciones surgen de nuestra habilidad para descubrir las posibilidades que ofrece el entorno y nuestra propia capacidad. En esos casos, la distancia y la reflexión cobran un papel importantísimo.

Me gustaría repasar un poco este aspecto, el de la distancia. Es lo que nos permite alejarnos p/ver otras opciones y a la vez da lugar a la reflexión.

Cuando hicimos nuestro intento al Strahlhorn, no lo hicimos siguiendo el camino más directo. Antes de subir por la ladera más empinada y agrietada del glaciar, subimos un poco por la ladera de enfrente para verla mejor y elegir con más información el itinerario. Y cuando bajamos al otro día, en medio de una tormenta donde por momentos no te veías los esquíes, paramos en cada lugar que encontramos refugio para evaluar nuevamente el entorno, nuestra capacidad y elegir el itinerario, la técnica y el ritmo con el que bajar.

La distancia puede generar ese espacio que necesitamos para encontrar una posible solución a un problema complejo. Y es la que permite, además, recorrer ese camino que nos lleva a la maestría.

Esta forma de resolver los desafíos que propone la montaña, la aprendí andando con gente con mucha experiencia. Estando sin ellos muy probablemente no hubiese hecho ninguna de las cosas que hicieron para tomar distancia, seguramente la urgencia me hubiese nublado esa posibilidad.

Otra cosa que aprendí es que hacer lo que nos importa con maestros acelera el proceso de aprendizaje. Andando con ellos se aprenden cosas que jamás aprendería por mi cuenta.

jueves, 24 de mayo de 2012

Con un buen amigo en el Zuckerhütl

Hace menos de una semana, esta montaña, el Zuckerhütl (al fondo a la izq.), la más alta de los alpes de Stubai, me parecía algo fuera de mi alcance. Saqué esta foto pensando en que sería de inspiración para volver el año que viene. Sin embargo, gracias a mi amigo Carlos...

Después de tomar clases, practicar, practicar y practicar, empecé a sentir que esquiaba un poco mejor. A sentir más confianza y a creer que sería posible intentarlo. Y cuando pasó eso, ese mismo día mientras estaba practicando, me llamó Carlos y me dijo "che, subimos hoy al refugio y vamos mañana al Zuckerhütl?".

Y así empezamos a subir, con las tablas en la mochila, por caminos que hace muchos años construyeron los pastores de Tirol.

Alla al fondo, arriba de la cascada, está el refugio de invierno donde pasaríamos la noche.

Pero no éramos los únicos subiendo...

El refugio por dentro. A prender fuego en la estufa, calentar la comida y dormir, que mañana será un gran día.

Arrancamos temprano, tipo 6, con un muy buen amanecer. Fuimos lo más rápido que pudimos, ya que el tiempo iba a cambiar durante el día. Carlos fue abriendo huella todo el camino, aún así me costó seguirle el ritmo, una máquina.

Remontando el glaciar.

Cambiando las tablas por los grampones. Los esquíes sobre las fijaciones, para que no deslicen pendiente abajo y con la fijación trabada para poder usarlos en caso que se congelen. Trucos que se aprenden andando con gente con experiencia.

La última parte es un corredor de unos 60m de 50 a 60 grados. De fondo los Alpes, un lugar increíble.

Una de las escaladas más lindas. Lo que se disfruta haciendo esto no tiene palabras.

La vista, el entorno, simplemente increíbles...

"Viviste 3 meses en Stubai, no podés irte sin subir la montaña más alta", me decía Carlos. Gracias por la invitación amigo!

A bajar esquiando por el glaciar. Otro truco: trabar las fijaciones, lo último que queremos es perder los esquíes en este lugar, son nuestra forma de minimizar el riesgo de caer en una grieta, junto con salir temprano y andar rápido.

Para mi, estas ascensiones son muy intensas. Se sienten un montón de cosas en pocas horas. Desde la alegría de ver un amanecer, la emoción de escalar una cumbre y descubrir un paisaje inmenso, la duda antes de empezar a deslizarce, el cansancio demoledor con el que termina la travesía. De eso se trata la montaña, y de andar con buenos amigos.

pd: casi todas las fotos las sacó Carlos, yo estaba muy concentrado en respirar y en lo que hacía.

Cuando un maestro se vuelve un compañero

Las últimas semanas las pasé esquiando con Christoph, un instructor de la escuela de Stubai. Con él aprendí muchas cosas respecto a andar con esquíes por la montaña. No solo sobre la técnica, sino también sobre como interpretar las condiciones, observar el terreno, manejar el ritmo del grupo. En la montaña, fuera de pista, cada metro puede ser una sorpresa. Aca dominar la técnica es tan importante como elegir por donde bajar y tomar buenas desiciones.

Me gustaría compartir algunas de las cosas que aprendí andando con él. Mientras andábamos, Christoph me iba contando las observaciones que hacía, fruto de sus más de 30 años de experiencia.

Esta avalancha es una bastante grande, si te agarra seguro te sepulta. No hace falta ir muy lejos del centro de esquí para encontrar una así. Es una ladera de orientación oeste, que se desprendió por la tarde, cuando el sol empezó a calentar las rocas de arriba. Empezó como una avalancha chica, pero después creció bastante. Hay que evitar las laderas oeste por la tarde, pueden ser muy peligrosas, sobre todo en primavera.

Otra cosa importante es el ritmo, donde paramos, donde cruzamos rápido? Es importante tener cuidado con las pendientes de roca. Por lo general en esos lugares se estima a priori que la pendiente es mayor a 40 grados. Si no tienen nieve por arriba, son seguras para hacer una parada. Pero si tienen, como el caso de la foto, entonces hay que pasar lo más rápido posible. Y aca es donde es importante tener una buena técnica, ya que nos da velocidad y seguridad.

Esta pendiente fue un muy buen ejercicio sobre como elegir el itinerario. Primero cruzamos el cono (que sube hasta el col) sin hacer giros, ya que ahí puede haber acumulados 4 o 5 metros de nieve. Luego bajamos entre las rocas más chicas evitando los barrancos, ya que en esta nieve primavera y húmeda, si te caés deslizás y no te podés frenar. Por lo que es muy importante mirar que hay por debajo, además de por arriba.

Un día nos tocaron condiciones invernales. Aca se pueden ver pequeñas avalanchas en las salientes rocosas. No eran las únicas, estaba lleno. Eso nos dice que no hay una buena cohesión entre la nieve vieja y la nueva. Inclusive se ve la huella de un grupo que subió bien temprano, seguramente de noche.

Aca se ve que nevó con viento.

Y que había más de 20 cm de nieve recién caida. La temperatura durante la nevada (nevó casi todo el día anterior) fue en torno a los -10. Por lo que tenemos condiciones que están próximas a desfavorables (20 cm, viento, bajas temperaturas, mala superficie de deslizamiento) y estimamos que el riesgo es notable a fuerte.

Sumado a que es el primer día de buen tiempo después de una tormenta, mejor dejar las travesías para otro día. Así es la montaña en invierno, linda, pero peligrosa.

Hasta aca les conté del maestro. Con Christoph empezamos tomando clases de 2 horas, pero siempre se nos alargaban a 3, inclusive 4. Por la mañana me pasaba a buscar con el auto, íbamos charlando de los lugares del mundo, la vida en Tirol, en Buenos Aires. Un día, cuando terminamos la clase, me invitó a bajar por un recorrido muy variado. Cruzamos arroyos, bosques, hasta anduvimos sobre pasto con los esquíes.

Me regaló unas partituras de algunas canciones de música clásica que son fáciles para tocar con guitarra. Son temas muy lindos, que me recuerdan al amanecer, a cuando empezás a subir bien temprano calentándo los músculos o a cuando estás andando por un terreno complicado. Distintos momentos de una travesía por la montaña.

Y me decía: "Fernando, ski with you is not a work for me". Desde el aprendizaje, cuando un maestro se vuelve un compañero, es cuando pasa la magia. Gracias a Christoph aprendí cosas muy valiosas en esto de andar sobre las tablas.