Nos despertamos tipo 7 /7:30, desayunamos, desarmamos la carpa y empezamos a caminar a eso de las 9. Esa noche hizo viento y llovió un poco. Para ese día el pronóstico prometía algo de lluvia y viento. Decidimos salir igual y apretar un poco (eso es costumbre en el Chalten), ya que mañana iba a ser un día excelente y queríamos aprovecharlo para subir al Gorra Blanca.
Después de caminar un rato, faldeamos la morrena, nos pusimos los grampones y nos montamos al glaciar Marconi. La mayor dificultad fue encontrar un buen lugar de pasada. Sobre el glaciar, empezó a lloviznar y a soplar viento. Creo que estuvo así hasta que salimos del paso Marconi.
En el cambio de pendiente, tuvimos que hacer una travesía delicada en un slab (laja de roca inclinada y lisa). Había que apoyar la punta de los grampones sobre mini repisas y confiarle al equilibrio, algo que tengo que aprender a hacer. Hicimos todo el paso de roca con grampones, buscando en las imperfecciones de la piedra para avanzar con seguridad. Finalmente nos volvimos a montar al glaciar por un lugar bastante agrietado y con pendiente. Salimos del paso Marconi y caminamos casi sin parar hasta el refugio chileno.
Este día fue bastante agotador, ya que el recorrido es largo y siempre en subida. En total fueron 6 horas y media de esfuerzo continuo. La última parte, del paso al refugio, tiene menos pendiente, son 4km que hicimos con raquetas y se me hicieron largos. A partir de aca, caminaríamos siempre encordados hasta salir del hielo.
En el refugio encontré unos patucos hechos de material aislante (usado en las paredes del refugio) que me calentaron los pies de maravilla.
Desde este lugar se tiene una vista increíble de la inmensidad del hielo continental. Siesta reparadora, cena y a dormir.
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