jueves, 24 de mayo de 2012

Con un buen amigo en el Zuckerhütl

Hace menos de una semana, esta montaña, el Zuckerhütl (al fondo a la izq.), la más alta de los alpes de Stubai, me parecía algo fuera de mi alcance. Saqué esta foto pensando en que sería de inspiración para volver el año que viene. Sin embargo, gracias a mi amigo Carlos...

Después de tomar clases, practicar, practicar y practicar, empecé a sentir que esquiaba un poco mejor. A sentir más confianza y a creer que sería posible intentarlo. Y cuando pasó eso, ese mismo día mientras estaba practicando, me llamó Carlos y me dijo "che, subimos hoy al refugio y vamos mañana al Zuckerhütl?".

Y así empezamos a subir, con las tablas en la mochila, por caminos que hace muchos años construyeron los pastores de Tirol.

Alla al fondo, arriba de la cascada, está el refugio de invierno donde pasaríamos la noche.

Pero no éramos los únicos subiendo...

El refugio por dentro. A prender fuego en la estufa, calentar la comida y dormir, que mañana será un gran día.

Arrancamos temprano, tipo 6, con un muy buen amanecer. Fuimos lo más rápido que pudimos, ya que el tiempo iba a cambiar durante el día. Carlos fue abriendo huella todo el camino, aún así me costó seguirle el ritmo, una máquina.

Remontando el glaciar.

Cambiando las tablas por los grampones. Los esquíes sobre las fijaciones, para que no deslicen pendiente abajo y con la fijación trabada para poder usarlos en caso que se congelen. Trucos que se aprenden andando con gente con experiencia.

La última parte es un corredor de unos 60m de 50 a 60 grados. De fondo los Alpes, un lugar increíble.

Una de las escaladas más lindas. Lo que se disfruta haciendo esto no tiene palabras.

La vista, el entorno, simplemente increíbles...

"Viviste 3 meses en Stubai, no podés irte sin subir la montaña más alta", me decía Carlos. Gracias por la invitación amigo!

A bajar esquiando por el glaciar. Otro truco: trabar las fijaciones, lo último que queremos es perder los esquíes en este lugar, son nuestra forma de minimizar el riesgo de caer en una grieta, junto con salir temprano y andar rápido.

Para mi, estas ascensiones son muy intensas. Se sienten un montón de cosas en pocas horas. Desde la alegría de ver un amanecer, la emoción de escalar una cumbre y descubrir un paisaje inmenso, la duda antes de empezar a deslizarce, el cansancio demoledor con el que termina la travesía. De eso se trata la montaña, y de andar con buenos amigos.

pd: casi todas las fotos las sacó Carlos, yo estaba muy concentrado en respirar y en lo que hacía.

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