viernes, 11 de mayo de 2012

Cambiando de planes

Unos meses antes de viajar conseguí un libro llamado "Follow the sun". Es la historia de un grupo de amigos que cruzaron los Alpes con esquíes. Cuando lo lei dije GUUUAUUUU... yo quiero hacer eso. Así que con esta idea en mente preparé el viaje.

Lo principal era ir a esquiar y conocer compañeros para la travesía. Pero con el tiempo me di cuenta que era una locura. Aunque me llevó casi 2 meses darme cuenta de eso.

Del recorrido original, algo así como 400 km, hice unos 10km en los Alpes Suizos. Sin embargo me siento contento de haber probado al menos una parte de ese tremendo viaje.

La imagen es de una de lás páginas del libro. La travesía que hicimos con el club alpino va de Saas Fee al refugio Britannia Hutte y luego al paso Adlerpass para subir al cerro Strahlhorn.

Con cada travesía fui aprendiendo algo y dándome cuenta que el objetivo no encajaba con mi capacidad. Así que poco a poco fue cambiando. De cruzar los Alpes pasé a la Haute Route (una clásica ruta que va de Chamonix, Francia a Zermat, Suiza).  Luego, al Mont Blanc con esquíes. Y finalmente a aprender a ser un mejor esquiador y montañero.

Estó último me llevó a un lugar increíble. Primero a tomar clases de esquí con Christoph un aventurero de 50 años con muchos años de experiencia. Lo que se aprende andando con alguien así es invaluable.

Christoph además tiene otro trabajo interesante. En verano guía expediciones a Kirguistán, montando a caballo durante días y conviviendo con tribus nómades (casi toda la población es nómade). Un lugar que me gustaría visitar.

Andando con él pude experimentar distintos tipos de terrenos, de nieve, de técnicas. Es todo un nuevo mundo. Y la técnica es solo el comienzo. Para andar por laderas vírgenes es necesario además conectarse con el entorno. Cada pendiente ofrece cosas distintas, es todo un arte poder distinguir la ruta más segura. Responder que hay por arriba, por abajo, que pasaría si me caigo, elegir por donde cruzar una pendiente implica hacer una lectura del terreno que se gana con los años. También es importante conocer la capacidad propia para evaluar claramente si mi nivel es acorde al terreno.

Todo esto solo se puede hacer cuando se domina la técnica, cuando los movimientos salen naturalmente. Eso da lugar a la cabeza a prestar atención a otras cosas.

La motivación cambió de ser una gran travesía, algo que es tangible, a lo que se puede sacar una foto, a algo más interno, que implica explorar y descubrir mis capacidades, mis limitaciones y trabajar en eso. Dejó de ser cruzar montañas para aprender a ser mejor en algo que para mi vale la pena. Un viaje interior tan inmenso como los 400 km originales.

Un sueño grande por ahi no te lleva a destino, pero si muy lejos. En cualquiera de los casos, vale la pena intentarlo.

1 comentario:

Ingrid Astiz dijo...

Fer, me encantan tus historias! Para mí la humildad tiene que ver con la capacidad de conectar con lo que realmente puedo hacer y aquello que no, con un sentido realista. La humildad no es achicarse sino expandirse de formas nuevas, más allá de lo que es visible a los otros.